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Introducción
El hígado es uno de los principales órganos en generar funciones digestivas en nuestro organismo, por lo que se toma como fundamental y necesario. Partiendo de esta información, se establece una serie de cuidados que deben llevarse a cabo con el fin de mantener este órgano sano. En sí, el hígado debe metabolizar y almacenar todos los nutrientes que deban ser absorbidos desde los alimentos, con el fin de que el resto del organismo pueda utilizarlos y sacarles el provecho necesario.
Lamentablemente, el hígado no se salva de ciertas enfermedades y patologías, por lo que en ocasiones específicas puede verse afectado por algunas situaciones. La inflamación de hígado es una afección que se conoce mejor como hepatomegalia, siendo este un término que define el agrandamiento del hígado en un ensanchamiento que va más allá de lo que se puede tolerar como normal.
Lo que ocurre es el que órgano comienza a ir más allá de sus límites, generando una serie de molestias que pueden observarse como síntomas, o bien, no ocurrir ninguno. Esto genera que, cuando no existan síntomas de una inflamación de hígado, la afección se observe siempre que comience a entrar en etapas avanzadas y crónicas, causando que la enfermedad se vuelva difíciles de tratar, pero simple de diagnosticar. Sin embargo, lo ideal es no permitir que la enfermedad avance, ya que de ser así, puede comenzar lo que se conoce como una fibrosis, y de avanzar esta complicación, puede surgir una cirrosis hepática. Ambas enfermedades deben ser evitadas, ya que tratarlas se vuelve difícil en estos casos.
Para explicarlo de forma más breve y específica, el hígado es un órgano de tamaño moderado, cuyo borde inferior por lo general debe llegar hasta el borde inferior de las costillas, en su lado derecho del cuerpo. De forma común, a pesar de que se sitúa en una zona que bien puede palparse, en realidad este borde se caracteriza por ser delgado y por no poderse tocar con la punta de los dedos, excepto si se respira profundamente. Partiendo de esta lógica, se estima que el hígado se encuentra inflamado cuando el mismo es capaz de ser palpable con los dedos sin necesidad de tomar una respiración profunda.
A pesar de sonar a gravedad, esta enfermedad es muy común y tiende a ocurrir de forma muy frecuente en un gran número de personas. En sí, es importante tenerla en cuenta, ya que el hígado debe mantenerse siempre en su tamaño normal y nunca inflamado, ya que de lo contrario, muchas complicaciones pueden comenzar a surgir. De forma común, si ocurre la inflamación de hígado, esto puede suceder a raíz de otra enfermedad que por lo general es grave, en donde el hígado graso suele destacar. Esto ocurre cuando el órgano se encuentra con una gran capa de grasa acumulada. Por otro lado, si ocurre una hepatitis también puede generar que el órgano se inflame.
Pese a lo anterior, lamentablemente no siempre es sencillo encontrar la verdadera causa del problema, por lo que es necesario estudiar a fondo lo que ocurre con el fin de detener la hepatomegalia a tiempo, partiendo de su causa principal. Además, es importante tener en cuenta sus factores de riesgo y así evitarlos o reducirlos.
Síntomas de la inflamación de hígado
Al tratarse el hígado de un órgano importante y funcional, es muy común que el mismo comience a mostrar una serie de síntomas cuando se ve afectado por ciertas patologías, y si bien el hígado inflamado no se caracteriza por mostrar una sintomatología muy específica, sus síntomas son razonables y ayudan a diagnosticar la enfermedad.
Los principales síntomas de la inflamación de hígado, son los siguientes:
Dolor
El síntoma que principalmente aparece en casos de inflamación de hígado, tiende a ser el dolor, el cual se caracteriza principalmente por ser molesto, punzante y silencioso en la mayoría de las ocasiones, lo que quiere decir que fácilmente tiende a confundirse con otro tipo de dolor. Por otro lado, este se vuelve progresivo, por lo que puede comenzar siendo leve y finalizar siendo intenso.
Es importante saber identificarlo, por lo que debes recordar que el hígado se encuentra en la parte derecha del cuerpo, y en la zona superior del abdomen. Si palpas, el dolor puede variar.
Náuseas y malestar general
Este síntoma puede variar dependiendo del tipo de alimentación que pueda llevar a cabo el individuo afectado, ya que si se consumen grasas en exceso, alimentos dañinos, difíciles de digerir, condimentos o harinas procesadas, es común que un paciente con inflamación de hígado comience a tener náuseas tras comer e incluso antes, además de que de forma repentina les surge un cansancio excesivo tras consumir los alimentos.
Fiebre
La fiebre es uno de esos síntomas comunes que tienden a aparecer en un gran número de escenarios, y del que debemos estar siempre conscientes ya que principalmente es una alerta de infección. Es importante que tengas en cuenta que el cambio de temperatura en una persona surge también cuando el organismo comienza a defenderse de agentes extraños. Este síntoma ayuda a identificar la causa del problema.
Ictericia
La ictericia es un síntoma que suele aparecer en algunas situaciones muy específicas, por lo que tiende a ser un factor que colabora con la identificación de esta enfermedad. En sí, este síntoma consiste en una coloración amarillenta que surge en la piel y en los ojos de una persona. Este síntoma suele ser común cuando el hígado se ve afectado de alguna forma u otra.
Anomalías en las heces y en la orina
Es importante que prestes atención a todas esas veces en las que te diriges hacia el baño, ya que tanto tu orina, como tus heces pueden ayudarte a identificar un problema hepático. Es necesario que comiences un seguimiento estricto y anotes cualquier tipo de variación que observes.
Pesadez en el abdomen
Por último, puede ocurrir que en algunos organismos se sienta presión y pesadez en la zona abdominal, específicamente en zona derecha del mismo. Esto ocurre dependiendo del nivel de inflamación que tenga el órgano.
Es necesario destacar que estos síntomas pueden variar, por lo que en cada uno de los organismos pueden ocurrir de forma distinta.
Causas de la inflamación de hígado
Como ya hemos mencionado con anterioridad, las causas de la inflamación de hígado pueden ser muy variadas, por lo que es necesario tenerlas en cuenta en totalidad, con el fin de establecer ciertas hipótesis y buscar un diagnóstico certero. Esta diversidad de causas está altamente ligada al hecho de que el hígado cuenta con una gran cantidad de funciones, y muchas enfermedades suelen atacar este órgano.
Partiendo de esta información, hemos de establecer las siguientes causas de la inflamación de hígado:
- Alcohol. El hecho de ingerir alcohol de forma regular y excesiva, es capaz de producir hígado graso, lo que a su vez genera que el órgano se inflame más allá de lo común.
- Sobrepeso y obesidad. El hecho de padecer de estos dos factores, es considerado una causa común y particular de la inflamación de hígado.
- Algunas enfermedades. Bien porque las hayas padecido o porque las estés padeciendo, el hecho de contar con cualquier tipo de hepatitis, insuficiencia cardíaca congestiva, Mononucleosis infecciosa, cirrosis biliar primaria o leucemia, es capaz de generar que el hígado se vea afectado directamente, generando que el mismo se inflame.
- Esteatosis. La esteatosis es una condición que genera que surja hígado graso, partiendo de cierto grado de obesidad, de diabetes o del hecho de contar con los triglicéridos altos.
- Cáncer. El cáncer es capaz de aparecer principalmente en el hígado, o pudo haber comenzado en otro órgano y haber hecho metástasis hasta llegar al hígado. En ambas situaciones, la enfermedad genera que el hígado se inflame.
Por otro lado, existen también una serie de factores que aumentan las posibilidades de riesgo de padecer de una inflamación de hígado, dentro de los cuales destacan los siguientes:
- Consumir alcohol en exceso. Además de ser una posible causa, también es un factor de riesgo que contribuye a que la enfermedad comience a formarse junto a otros factores. Lo ideal es que las cantidades de alcohol ingerido se controlen.
- Ingerir medicamentos en exceso. El hecho de ingerir medicamentos en exceso, de forma diaria, frecuente y permanente, va generando cierto daño en el hígado, sobretodo cuando hablamos de suplementos y vitaminas.
- Ingerir algunas hierbas medicinales. Si bien las hierbas medicinales son buenas en cada una de sus áreas, algunas de ellas son capaces de producir algunos daños en ciertos órganos, como el hígado. La consuela y el muérdago son algunas de estas plantas que mayor daño causan en este órgano, aumentando las posibilidades de padecer inflamación de hígado.
Diagnóstico de la inflamación de hígado
A pesar de que esta enfermedad es capaz de generar síntomas, en una gran cantidad de ocasiones la misma se muestra asintomática, lo que quiere decir que se descubre siempre que se realiza alguna consulta por revisión o control. En sí, pueden surgir algunos síntomas leves, como el dolor abdominal y ciertas molestias al ingerir alimentos, lo que suele confundirse con alguna mala digestión o cólicos repentinos.
Una vez que el paciente se dirige con el médico especialista, el mismo comienza a estudiar los síntomas del individuo afectado, analiza su historial médico y procede a realizar una exploración física exhaustiva, presionando el abdomen. Si sospechan de un agrandamiento de hígado, el especialista deberá presionar el lado derecho del vientre con la punta de los dedos y palpar la zona baja de la caja torácica. Con este toque se puede sentir el borde inferior del hígado, lo que le ofrece al médico información sobre su tamaño, textura y estado. De existir nódulos, los mismos son capaces de sentirse de este modo.
Pese a ello, esta exploración sólo ayuda a realizar una hipótesis sobre lo que está ocurriendo, y partiendo del mismo, es necesario comenzar una exploración por imágenes que producen una visualización certera del órgano. Por lo general, se comienza con una ecografía abdominal y si no resultan los resultados de total agrado, se realiza una tomografía computarizada o una resonancia magnética, con el fin de observar a detalle toda la zona.
Además de estas pruebas, se realizan algunos exámenes de sangre con el fin de establecer los valores de las enzimas hepáticas, ya que a través de las mismas se puede observar si el órgano se encuentra sano o si presenta algún problema. Además, a través de los mismos se puede observar si el paciente sufre de algún tipo de hepatitis. Por último, se puede realizar una biopsia de hígado, con el fin de estudiar el tejido de forma detallada.
Una vez que se haya diagnosticado la inflamación de hígado y se haya establecido sus posibles causas, se procede a establecer un tratamiento eficaz, el cual dependerá de la causa del problema. Los medicamentos que se recetan deben adecuarse a cada paciente, organismo y estado de salud. Además, se recomienda evitar el consumo de alcohol y llevar una dieta equilibrada, junto a sesiones de ejercicios regulares.
Por otro lado, existen algunos remedios caseros que ayudan de forma efectiva a reducir la inflamación de hígado, de modo que el mismo puede volver a su tamaño normal en poco tiempo. Algunas de las plantas más efectivas para tratar esta afección, es la alcachofa, la cual ayuda a depurar el hígado de forma natural. Además, el diente de león ayuda a desinflamar el hígado rápidamente gracias a sus efectos diuréticos y depurativos.
¿La inflamación de hígado se puede prevenir?
Si bien es difícil ofrecer un método preventivo que reduzca al 100% las probabilidades de riesgo, en realidad esta afección puede prevenirse en un porcentaje de posibilidades considerable, lo cual a su vez ayuda a reducir el riesgo de padecer enfermedades hepáticas comunes. Las medidas preventivas, son las siguientes:
- Lleva a cabo una dieta balanceada, regulando al mínimo la ingesta de grasa y aumentando el consumo de frutas, verduras y cereales. Además, súmale a este punto una rutina de ejercicios que realices de forma regular, como mínimo unas tres veces por semana.
- Reduce la cantidad de alcohol que ingieres. Para conocer la medida exacta y para una mejor precisión, consulta con tu médico de confianza y lleva una vida más saludable.
- Si tomas medicamentos de por vida o por un periodo de tiempo prolongado, consulta con tu médico sobre los posibles efectos que dichos fármacos pueden tener en tu hígado y busca remedios naturales que te ayuden a suplementar los que te produzcan un daño hepático.
- Evita el sobrepeso. No se trata esta vez sólo de llevar una dieta balanceada, sino de mantener un peso saludable, ya que el sobrepeso es perjudicial para el hígado. Consulta con un nutricionista si no sabes cómo llevarlo.
Lo ideal es que lleves a cabo estas medidas de forma preventiva y en conjunto, con el fin de que obtener mejores resultados.
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