Contenidos
Introducción
El hígado es uno de los órganos humanos más importantes de todos, ya que cuenta con un gran número de funciones específicas que generan que el organismo funcione de modo equilibrado. Dentro de las principales funciones del hígado, se encuentra el hecho de almacenar el glucógeno y convertirlo en glucosa, lo que acaba regresando al torrente sanguíneo una vez que sea necesario. Por otro lado, este órgano también se encarga de transformar diferentes proteínas en aminoácidos; así como también ayuda a que las vitaminas liposolubles y los minerales, se almacenen. Además, una de las funciones más importantes del hígado, es filtrar toda la sangre, liberándola de toxinas, lo que causa que la misma se depure por completo, y transformar toda la grasa de los alimentos, causando que la misma se vuelva una fuente más de energía.
No obstante, existen ocasiones en donde el hígado se ve afectado por un gran número de enfermedades y afecciones que causan que estas funciones se vean interrumpidas. Dentro de estas enfermedades, se encuentran la cirrosis hepática, el hígado graso y la hepatitis.
La esteatosis hepática, o hígado graso, como mejor se le conoce, es una enfermedad que afecta a un gran número de personas en todo el mundo, siendo peculiarmente causado por agentes ajenos al consumo del alcohol, por lo que en la mayoría de los casos surge un hígado graso no alcohólico.
Esteatosis hepática
Cuando el hígado comienza a fallar en sus funciones, esto se hace notar a través de síntomas y signos específicos, aunque en ocasiones algunas afecciones comienzan siendo asintomáticas, como la esteatosis hepática. En estos casos, incluso si el hígado no cuenta con fibrosis, se habla de un conjunto de afecciones hepáticas que comienzan a atacar a ciertas personas, independientemente de que sean consumidoras de alcohol en exceso, o no.
Específicamente, ocurre que el hígado comienza a llenarse de grasa de forma excesiva, acumulándose en las células de este órgano. De forma común, el hígado cuenta con pequeñas cantidades de grasa, que suelen formar el 10% de su peso; el problema comienza cuando la enfermedad surge y la cantidad de grasa en el hígado comienza a superar este número, surgiendo entonces la esteatosis hepática.
Esta enfermedad suele caracterizarse por no mostrar síntomas mientras la misma se encuentra formándose, e incluso si avanza un poco, puede mostrarse asintomática. Esto se debe a que de forma común la afección se presenta en grado 1 o en grado 2, lo que quiere decir que la misma no tiende a avanzar ni a agravarse. Sin embargo, en una pequeña pero existente cantidad de personas, la esteatosis hepática suele evolucionar y producirse una esteatohepatitis no alcohólica, la cual se caracteriza por generar una inflamación muy elevada en las células del hígado, produciendo entonces cirrosis hepática. En ocasiones, esta complicación conlleva a un trasplante de hígado. Esta enfermedad suele aparecer en individuos que consuman alcohol en exceso de forma frecuente.
Tipos de hígado graso
A pesar de que la esteatosis hepática es una enfermedad general, la misma cuenta con variaciones que tienen que ver directamente con la severidad de la enfermedad. Esta severidad depende específicamente de toda la acumulación de grasa que se encuentra en el hígado, lo que acaba atacando las funciones del mismo y va formando la inflamación.
Los dos tipos de hígado graso, son los siguientes:
- Hígado graso no alcohólico
Tal como puedes estar imaginando, este tipo de esteatosis hepática no tiene que ver con el consumo de alcohol del individuo, por lo que es una enfermedad que afecta a cualquier persona, sin tener en cuenta este factor. Si bien aún no se ha podido establecer la causa de esta afección en particular, tiende a estar relacionada con algunos factores, como la diabetes, la obesidad y la hipertensión, así como también está altamente ligado a ciertos estilos de vida, sin incluir el alcoholismo en esto.
Este caso puede variar, dependiendo de la cantidad de tejidos que estén dañados gracias a la grasa acumulada, ya que puede ocurrir que exista un cierta cantidad y no generar daños relevantes, así como también puede ocurrir lo contrario, siendo un tipo de esteatosis hepática no alcohólica capaz de generar consecuencias como la fibrosis y otros daños.
- Hígado graso alcohólico
Entre ambos tipos de hígado graso, este tiende a ser el menos común, aunque no por eso menos particular, y es que el hígado es un órgano que se encarga de recibir toda la cantidad de alcohol que el individuo ingiera, descomponiéndolo con el fin de que pueda ser desechado del organismo. Sin embargo, a través de este proceso, múltiples de sustancias tóxicas son capaces de atacar el hígado y producir la inflamación, causando de forma progresiva el daño en las células de dicho órgano.
Esto comienza a empeorar dependiendo de la cantidad de alcohol que ingieras, por lo que mientras más lo hagas, más daños en las células del hígado generarás. Esta tiende a ser la etapa principal de una hepatitis alcohólica y de una cirrosis.
Factores de riesgo del hígado graso
Aunque parezca extraño, todavía se desconoce la causa de esta afección, y es que es peculiar para los especialistas el hecho de que en algunos casos ocurra la acumulación de la grasa en el hígado, y en otros individuos no suceda. Sin embargo, existen algunos factores de riesgo que se asocian directamente con altas probabilidades de padecer de esteatosis hepática no alcohólica.
Los principales factores de riesgo del hígado graso, son los siguientes:
- Aumento súbito de peso. Las personas que padecen de sobrepeso u obesidad mórbida, tienen una alta tendencia de padecer de hígado graso.
- Hiperglicemia. Del mismo modo, todas aquellas personas que padezcan de un alto nivel de glucosa en la sangre, se encuentran propensos a padecer de esta enfermedad, sobretodo si esta tendencia se combina con otros factores.
- Valores altos. Si un individuo consume alimentos llenos de grasas de forma regular, el mismo cuenta con una posibilidad muy alta de estar acumulando grasa en su hígado. Esto se hace notar gracias a los valores de triglicéridos y colesterol en la sangre.
Por otro lado, se encuentran otros factores de riesgo menos generales y más específicos, como por ejemplo, el hecho de contar con una circunferencia grande en la zona de la cintura. Además, todas aquellas personas que padecen de hipertensión, cuentan con altas posibilidades de padecer de esteatosis hepática. Por último, se toman en cuenta algunas patologías no muy comunes, que si bien aún no se confirma su relación con el hígado graso, cuenta con algunas similitudes que los enlaza. Dentro de estas patologías se encuentran el hipotiroidismo, los ovarios poliquísticos y la apnea del sueño.
Síntomas del hígado graso
A pesar de lo que cualquiera pueda pensar, la esteatosis hepática en muy pocas ocasiones suele mostrar síntomas, especialmente porque comienza siendo muy leve. Sin embargo, en algunas ocasiones la enfermedad tiende a mostrar una serie de síntomas muy específicos que ayudan a que se realice un diagnóstico.
Los principales síntomas del hígado graso, son los siguientes:
Agrandamiento del hígado
Uno de los síntomas que primero aparecen, cuando surgen, es el agrandamiento del hígado, lo cual se hace notar a través de síntomas como dolor abdominal, inflamación y malestar general.
Cansancio y pesadez
Cuando las funciones del hígado comienzan a verse comprometidas, el organismo comienza a verse afectado de un modo general, causando entonces una larga sensación de pesadez y un cansancio poco usual que puede volverse intermitente.
Dolor
El hígado se encuentra en la zona superior derecha del abdomen, y es justo en esa zona en la que puede comenzar un leve dolor que progresivamente irá aumentando en intensidad.
Ictericia
La ictericia es un síntoma que ocurre cuando el hígado está dejando de funcionar de forma correcta, y se caracteriza por la coloración amarilla que ocurre en la zona de la piel y de los ojos del individuo afectado.
Inflamación abdominal
Este síntoma comienza de forma progresiva, por lo que puedes ir notando los cambios cada día que pasa. Por lo general, la hinchazón puede ser relevante ante la vista.
Manos enrojecidas
Por último, otro de los síntomas relevantes de la esteatosis hepática, es el enrojecimiento que ocurre en las palmas de las manos.
Diagnóstico y tratamiento
Al tratarse de una enfermedad cuyos síntomas ocurren en dos de cada diez personas, en muchas ocasiones el diagnóstico ocurre por intuición o por casualidad. Por ejemplo, en personas con obesidad o sobrepeso, el especialista les chequea específicamente ciertos órganos, estando el hígado dentro de los principales. Esto se logra gracias a exámenes hepáticos específicos que se consiguen a través de pruebas de sangre.
Por otro lado, el diagnóstico también requiere de pruebas con imágenes, en donde la ecografía abdominal suele ser uno de los principales en utilizarse para observar el estado del hígado. Sin embargo, con el fin de observarlo con más detalle, se hace uso de una tomografía computarizada o de una resonancia magnética.
Pese a todo lo anterior, la única forma de establecer un diagnóstico certero de esteatosis hepática, es a través de una biopsia realizada gracias a una muestra del tejido del hígado. A través del estudio e dicha muestra, se puede establecer el verdadero estado del órgano.
Una vez que se haya realizado el diagnóstico, es necesario que el especialista indique el mejor tratamiento para la enfermedad, en donde primeramente el mismo consiste en una dieta saludable y ejercicios. Además, es necesario indicarle al médico todos los medicamentos que se estén ingiriendo y sustituir cualquiera que predisponga a la enfermedad. Del mismo modo, si se padece de enfermedades como hipertensión, hipotiroidismo y diabetes, es importante controlarlas.
Por otro lado, se debe llevar a cabo un control sobre los exámenes de sangre con el fin de observar cómo se encuentran los valores, y se recomienda la aplicación de las vacunas contra las hepatitis, de no tenerlas.
Recomendaciones
La dieta para la esteatosis hepática es muy específica y está dirigida a reducir la cantidad de grasa que se encuentra acumulada en el hígado, así como a buscar reducir toda la inflamación del mismo. Es necesario que se tomen en cuenta las calorías en cada comida, con el fin de perder peso si es necesario, así como también comenzar a consumir mucha fibra.
Reducir en una gran cantidad, cualquier tipo de azúcar simple y grasa saturada, es obligatorio para lograr una buena salud. De requerirse la utilización de algún aceite comestible, se deberá utilizar aceite de oliva extra virgen. Es sumamente importante que los ácidos grasos se aumenten y que se elimine por completo cualquier bebida alcohólica. Aumentar el consumo de frutas y verduras es tan necesario como eliminas de tu dieta la leche de vaca y alimentos con azúcares.
Por otra parte, como comentábamos en el apartado anterior, es necesario que el individuo afectado comience a realizar ejercicios de forma regular, con el fin de que el organismo comience a eliminas calorías y grasa muscular, y consiga un peso adecuado. Lo ideal es consultar con un nutricionista que te ayude a mejorar tus hábitos alimenticios.
Es ideal que el cuerpo comience a sentirse más activo conforme comiences a comer saludable y des comienzo a tus ejercicios. Puedes comenzar con unos treinta minutos tres veces a la semana, e ir aumentando el tiempo hasta alcanzar los cuarenta y cinco minutos y realizarlo cada día, saltando los fines de semana. Conforme tu cuerpo vaya adaptándose a la situación, realiza una hora diaria de ejercicios cada día. De este modo comenzarás a ver resultados. No obstante, consulta con tu especialista sobre los mejores ejercicios a realizar.
Proteger tu hígado es tu tarea, incluso si no cuentas con ninguna enfermedad de este tipo. Evita el estrés y evita estresar tu hígado, lo cual realizas siempre que bebes cafeína, alcohol o consumes drogas. Si el médico te ha recetado algún medicamento, realiza el tratamiento tal como se te indique, sin saltar un día o detenerlo. La interrupción del tratamiento puede perjudicar tu organismo y eliminar cualquier tipo de resultado positivo que haya estado ocurriendo en tu hígado.
Si combinas todos estos consejos, llevarás una vida sana en muy poco tiempo.